sábado 5 de octubre de 2024
Edición 397
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No llores por mí Bolivia

Aguas Internacionales
Pepe Cureño

Inicio mi dilucidación citando al talentoso Daniel Cosío Villegas: «como en México, no funciona la opinión pública, ni los partidos políticos, ni la prensa, ni el radio y la televisión, un presidente de la República puede obrar, y obra, tranquilamente de un modo muy personal y aún caprichoso», en esencia pareciera que Daniel lo escribió refiriéndose a las atroces decisiones arbitrarias de AMLO, sin embargo es parte de un texto de autoría suya del ya lejano 1974, que hoy tristemente es más vigente que nunca.
El caso de Evo Morales está ocupando un espacio importante de la conversación pública, puesto que, la decisión de dar asilo político al exmandatario boliviano ha causado gran revuelo, unos a favor de esta decisión y otros repudiándola; No obstante, no pasa desapercibido el tema en cualquier conversación casual, siendo necesario su análisis y reflexión para opinar sobre ello con base en la razón y no en el estómago.
Primero hay que tener en cuenta, que una parte del problema radica en que la decisión tomada por nuestro Presidente fue netamente unilateral, es decir, él se ufana de señalar que en decisiones controversiales la voluntad popular debe ser la que prevalezca en los asuntos públicos, pero en este caso no fue así, no porque esté en desacuerdo con el asilo político de Evo, sino en la forma que este se dio y como fue acogido con los privilegios que en teoría nuestro incongruente López Obrador vino a abolir.
En consecuencia con lo anteriormente argumentado es importante destacar que mi posicionamiento es a favor del asilo, porque México tradicionalmente ha sido un referente internacional de ser un país de puertas abiertas y más en circunstancias adversas como en guerras o persecución política dando a diversos hermanos y hermanas de naciones de Iberoamérica un hogar, en este caso de un claro golpe de Estado, no debiera ser la excepción.
Creo fervientemente que Evo fue víctima de su propio éxito, no hizo un mal gobierno, los datos lo avalan, sin embargo, la tentación de la reelección eterna lo conllevó a convertirse potencialmente en un dictador, es decir, el desconocer el referéndum que rechazó su intento reeleccionista lo posicionó en el polo opuesto de la democracia que juro defender; Destruyendo su legado y oportunidad de pasar a la Historia como un gran mandatario por su ambición mesiánica.
Además de reflexionar sobre la permanencia de Morales en la silla presidencial, no debemos soslayar que no exime en lo más mínimo que la coyuntura político y social que está viviendo Bolivia se parece más a una operación militar llevada al extremo fascista que a una victoria democrática, por ende, fue una victoria pírrica, donde el pueblo boliviano “ganó” perdiendo libertad. Deseo fervientemente que nuestro Presidente no sucumba a las delicias de la reelección…
En mi recomendación de esta semana les invito a que sigan de cerca el trabajo de mis amigos de Alternancia Revista Digital, siendo una apuesta fresca y valiente con escritores jóvenes que buscan un espacio diferente e incluyente para compartir sus ideas, los encuentran en su fan page Facebook como Alternancia Revista Digital y en Instagram como @alternancia_rd.
¡Nos leemos pronto!

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