domingo 22 de septiembre de 2024
Edición 395
Light
Dark

La deuda de la inconciencia en la nueva normalidad. Escrito por: Ricardo Guzmán Domínguez.

 

Como todo en la vida, hay precios o costos a pagar, posiblemente es mejor llamarles consecuencias de decisiones o elecciones que tomamos respecto a eventos. Depende de nuestra experiencia, valores, creencias, ideales, direcciones, emociones y aspiraciones, por dar algunos ejemplos del como se rige nuestro actuar.

Hoy como país nos encontramos en un presente en el que no se muestra todo el panorama, en donde se abren muchas vertientes de lo que estamos viviendo; desde un regreso a lanueva normalidad de ciertos sectores, donde parecierapusieron las cláusulas en letras chiquitas como en los contratos, de cuáles eran los sectores específicos que podían regresar, dado que el efecto que se vive en las calles es de desconocimiento y descuido, aún en la fase que transitamos por el COVID-19.

Hoy es preocupante como se maneja esta situación que muchos ya la vislumbraban, pero qué tal parece que realmente la 4T siempre tiene otros datos, estamos viviendo los días en donde México rebasa a China en casos de muerte por COVID-19, actualmente ya rebasamos los mil muertos en un solo día según los datos de la misma Secretaria de Salud, pero una parte que me llama más la atención es el cómo hoy la responsabilidad recae en los Estados y más allá de eso, en donde se les da el juego con la pelota caliente, entendiendo que es una responsabilidad compartida pero que a final de cuentas el seguimiento y la atención se desarrollóen quien acaparo los medios de comunicación en la campaña de “sana distancia”, el punto a donde quiero llegar, es que cada vez se asoma realmente el verdadero interés.

Si hablamos de los costos que tendría el que se supere la capacidad del sistema de salud, la situación para la 4T está controlada, se tiene la justificación perfecta para deslindar la responsabilidad de como este será el resultado del manejo de la pandemia, de hecho ya hay autoridades políticas que comienzan con el discurso de haber recibido un sistema de salud enfermo, pero pareciera que si a final de cuentas mundialmente sucedió y si rebasó a países como Italia, que no rebase a México, bendita mentalidad.

Pero lo que realmente sería una afectación para los planes y la dirección de los intereses de un Gobierno, que deja ver que lo único que siempre ha importado ha sido cuidar sus intereses de poder por poder, es el costo de una economía que si bien ya venía frenada hoy está sujetándose de donde puede para sobrevivir, he escuchado comentarios que se dicen “que si no se muere de COVID-19 se morirá de hambre” y justo, si el hambre se comenzará a asomar eso si sería grave para el Gobierno, puesto que no hay mucha justificación y menos con el actuar que se ha tenido. En donde por nada se sacrificaría cualquiera de los proyectos planteados, el Tren Maya, el Aeropuerto de Santa Lucia y la Refinería por mencionar algunos, tal fuera a mi parecer que se regresó a la nueva normalidad con la urgencia de activar la construcción del Tren Maya, puesto que no desarrollar estos proyectos realmente tendría consecuencias político-electorales.

Pero entonces ¿qué pasaría realmente si se viene peor el declive económico en México? Nos podemos acostumbrar a todo, menos a no comer, ahí si no hay un detente, un fuchi, ahí si el pueblo mexicano es bravo y lo saben, entonces es obvio el por qué la urgencia de que se reactive la economía, porque el lento o mínimo crecimiento económico si es responsabilidad de la 4T que ya suficiente teníamos con el actual crecimiento que se tiene.

¿Hoy qué vale más un costo político o el costo de una vida?

Un verse afectado un proyecto de poder, político-electoral o un hacer algo por la ciudadanía, la humanidad y las vidas, entender que no somos una estadística más…

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *