viernes 20 de septiembre de 2024
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México se prepara para los efectos de una presidencia de Trump… Con información de nytimes

CIUDAD DE MÉXICO – Para México la pesadilla se convirtió en realidad.

Tal vez ningún otro país, aparte de Estados Unidos, se jugaba tanto en la elección presidencial estadounidense como México.

En la madrugada del miércoles, este país fue testigo de cómo Donald Trump se convirtió en el próximo presidente de Estados Unidos. El poder será ejercido por un candidato cuyas promesas centrales incluyeron construir un muro entre los dos países, terminando con décadas de tratados comerciales y el inicio de la deportación de millones de migrantes mexicanos.

Un peso ya volátil sufrió su caída más drástica en casi 20 años, una representación en el mercado del sentimiento generalizado en todo México por la elección de Trump para el cargo más poderoso del mundo. Para muchos, esta elección afecta los años de esfuerzos que buscaron mejorar la relación entre ambas fronteras, que ha sido históricamente tensa. Su elección promete un futuro financiero turbulento para México, que depende del sustento económico de Estados Unidos, tanto en términos de comercio como por las remesas.

“Es un desastre no mitigado”, dijo Jorge Castañeda, exsecretario de Relaciones Exteriores y profesor de Política y Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Nueva York. “Hay muy pocas herramientas para arreglar la relación”.

Durante meses, México observó la campaña con una mezcla de temor y confusión, forzado a atestiguar una cruda corriente de veneno estadounidense desatado por la candidatura de Trump. Ahora, la elección se percibe como un heraldo de los días difíciles que vendrán para el país, su economía, la emigración e incluso su estado mental.

“Esta elección nos recuerda la mala imagen de México en Estados Unidos”, dijo Jesús Silva-Herzog Márquez, un columnista y profesor en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, en México. “También es un espejo en el que podemos apreciar dolorosamente nuestro reflejo”.

“No tendremos que esperar a que la banda presidencial cambie de dueño para sentir los efectos devastadores, no solo en términos económicos, sino también la crisis existencial que provocará”, añadió.

A lo largo de Ciudad de México, las esperanzas por la victoria de Hillary Clinton se frustraban mientras los conteos de estado por estado resultaban a favor de Trump.

“Imagínense cómo se verán los Estados Unidos a partir de ahora”, dijo Angelina González, quien vende cosméticos en la Ciudad de México. “Se acerca una inmensa ola de discriminación”.

Entre los periodistas de Horizontal, una revista cultural y política de Ciudad de México, el ánimo estaba por los suelos y la confusión reinaba. Antonio Martínez Velázquez, cofundador de ese proyecto editorial, reflexionó sobre el resultado con un profundo sentimiento de incertidumbre.

“Este momento obliga al mundo, incluyendo a México, a repensar su relación con Estados Unidos”, dijo. “Este momento, que en realidad marca el fin de una era, la era de la hegemonía de Estados Unidos, y el comienzo de un nuevo capítulo para nosotros en México”.

Trump ha sido una de las fuerzas políticas más influyentes durante este año, haciendo enojar a los mexicanos de todas las extracciones e incluso a funcionarios gubernamentales con su campaña en contra del país. La ira se desató cuando el presidente de México, Enrique Peña Nieto lo invitó a visitar México, un ofrecimiento que el candidato aceptó.

Siguieron semanas de un sentimiento de encono y traición, mientras muchos mexicanos denunciaban la invitación de Peña Nieto como una capitulación innecesaria del dirigente de una nación que había sido insultada.

Ahora resulta que Peña Nieto tenía razón: Trump no era un candidato al que se pudiera ignorar.

En una serie de tuits del miércoles en la madrugada, Peña Nieto felicitó“a la gente de Estados Unidos por el proceso electoral” y reiteró su voluntad de trabajar con Trump “a favor de la relación bilateral”.

“México y EUA son amigos, socios y aliados que deben seguir colaborando por la competitividad y el desarrollo de América del Norte”, escribió. “Confío que México y Estados Unidos seguirán estrechando sus lazos de cooperación y respeto mutuo”.

Trump ha prometido construir un muro entre los dos países y hacer que México lo pague. Sin embargo, la secretaria de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Massieu, rechazó esa idea en una entrevista por televisión el miércoles en la mañana.

“Pagar el muro está fuera de nuestra visión”, dijo. “La visión que tenemos es de integración, de cómo México y Estados Unidos trabajando juntos somos más competitivos”.

En términos prácticos, sospechan la mayoría de los expertos, la elección afectará profundamente en la economía.

Estados Unidos y México están estrechamente integrados en cuestiones de economía, demografía, cultura y seguridad, hilvanados por la movilidad de personas, bienes y dinero a lo largo de la frontera de 3220 kilómetros entre ambos países.

Adonde vaya uno, va el otro. México es el tercer socio comercial de Estados Unidos, después de Canadá y China, con cerca de 531 mil millones de dólares de comercio bilateral en 2015.

Ambos países son interdependientes; bienes y partes estadounidenses se envían a las fábricas mexicanas cuyas manufacturas se envían de regreso a Estados Unidos, y viceversa. Millones de trabajos estadounidenses están directamente relacionados con el comercio con México.

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