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Los desafíos de Morena en el Estado de México:Marco A Oviedo

A partir de los resultados obtenidos en la pasada elección de 2021 del estado de México, en la que Morena perdió los municipios más importantes de la entidad mexiquense, pareciera que el partido del presidente Andrés Manuel camina sin un rumbo definido para enfrentar las elecciones a gobernador del próximo año. Esta apreciación, tiene por lo menos tres causas fundamentales, las cuales en su conjunto le impedirán a Morena, en el corto plazo, consolidarse como una verdadera organización política competitiva y con grandes expectativas de mantenerse en el poder por un período considerable de tiempo.

La primera causa, tiene que ver con la forma en que se integró Morena. Sus inicios se dieron mediante una estrategia de convocatoria de movimiento social y político, cuya finalidad fue, acabar o desterrar todos los vicios que durante décadas incubó y desarrolló el sistema político mexicano. Este movimiento tuvo como base inicial a la izquierda radical del PRD y a políticos oportunistas de este partido y de otros partidos, que otearon nuevos horizontes para seguir beneficiándose económicamente. En una segunda fase, se adhirieron a este movimiento líderes sociales, organizaciones ciudadanas, intelectuales y diversos actores preponderantes que buscaban darle otro giro a la situación del país. La última fase de este movimiento fue la masificación de sus propuestas de cambio, cuyo resultado final fue el triunfo de Andrés Manuel en 2018.

La articulación de Morena, como movimiento, tuvo diversas versiones de acuerdo con las características socio políticas de cada entidad federativa. En algunos estados el movimiento se conformó con mayor rapidez que en otros. Pero el común denominador en la mayoría de los estados fue la migración de militantes del PRD hacia las filas morenistas, apropiándose de casi toda la maquinaria electoral del PRD, lo cual les permitiría hacer frente a los comicios que tenían en el futuro inmediato y con ello, empezar a observar el impacto de su movimiento.

En el estado de México las cosas no fueron muy diferentes. La mayoría de los líderes del PRD y los políticos oportunistas de siempre, se anexaron al movimiento y comenzaron a seguir las instrucciones que, desde la cúpula del movimiento les enviaban. Los resultados en el laboratorio electoral de Morena fueron promisorios en el lapso 2015-2017, en concordancia con el éxito del movimiento. En las elecciones de 2018 el movimiento vivió su época dorada pero sólo les alcanzó para ese año, ya que en los comicios de 2021, la merma de votos fue significativa, y por lo tanto las simpatías hacia el movimiento también empezaron a desaparecer.

En este sentido, el breve relato de cómo surgió, se conformó, llegó a su cúspide y empezó a descender este movimiento, Morena, tiene que ver con los retos y las exigencias que representa enfrentar la elección para gobernador en 2023, con un movimiento que no ha terminado por conformarse como un partido, como una organización. Con un movimiento cuyos líderes no han logrado robustecer una filosofía política congruente con la coyuntura actual, tal vez porque no la comprenden a cabalidad. Con un movimiento que ha sido desamparado por su líder máximo, quien hoy en día maneja una agenda distinta a la propia agenda mexiquense que los dirigentes de Morena en la entidad pudiesen armar.

La segunda causa, está íntimamente vinculada con la filosofía que le dio origen y fortaleza al movimiento de regeneración nacional. Un movimiento que, ya siendo gobierno en los niveles municipal, estatal o federal, está ofreciendo pésimos resultados a quienes les depositaron la confianza y su voto en 2018 y los años subsecuentes. 

Estos magros resultados en materia de combate a la corrupción, a la impunidad, a la inseguridad, a la pobreza, aunados al nulo crecimiento económico, al mal manejo de la administración pública, a la poco transparente distribución y uso de los recursos públicos o a las controvertidas decisiones de gobierno que no dan respuesta a las prioridades nacionales, están borrando y peor aún, están dejando en el anecdotario y en la demagogia política toda la filosofía que apuntaló la génesis del movimiento de regeneración nacional.

De acuerdo con los acontecimientos actuales, Morena ya no representa el “verdadero cambio” que tanto pregonaron y vendieron a la población, y el impacto filosófico del movimiento ha comenzado a diluirse de manera paulatina en el consciente colectivo de la población. El presidente Andrés Manuel lo sabe y por eso su estrategia mediática y su narrativa se enfoca a la polarización social, a la lucha entre pobres y ricos, entre liberales y conservadores. 

Más temprano que tarde, la población se dará cuenta que Morena, fue eso, sólo un movimiento, sólo un relato, sólo un cúmulo de frases coloquiales perfectamente diseñadas para que la gente se encaramara en el tren para luchar por una revolución inexistente y por un proyecto de gobierno que jamás se construyó de manera seria y profesional.

La tercera causa, también ligada a las dos causas anteriores, nos habla de los náufragos del gobierno actual, de sus errores y de sus malas decisiones. La numeralia de los afectados, de los perjudicados, de los dolientes, de los olvidados, continuamente se hace presente en todos los medios de información y redes sociales. La cancelación de programas que beneficiaban a mujeres, niños o a la población en general, tiene un exorbitante número de afectados. El mal manejo de la pandemia de Covid-19 enlutó a cientos de miles de familias. La desaparición del seguro popular y su reconversión al fracasado INSABI, sigue cobrando vidas y negando el derecho a la salud de millones de mexicanos. La ineficaz estrategia de seguridad continúa cobrando sus víctimas a diario, en proporción mayor que en los anteriores gobiernos.

La cancelación del aeropuerto de Texcoco y su remedo de alternativa en Santa Lucía, no sólo representó pérdidas multimillonarias de los dineros de los contribuyentes, sinoque también nulificó la posibilidad de crecimiento económico y prosperidad a millones de habitantes en una de las zonas más deprimidas y necesitadas del estado de México. Y así, una larga lista de náufragos del gobierno, que posiblemente ya no le depositarán su confianza y su voto al movimiento.

Todo lo anterior y más, representan los desafíos que los morenistas tendrán que enfrentar en la elección de gobernador de 2023. El tiempo está encima y Morena sigue sin un rumbo claro. Tal vez porque su única estrategia es seguirla apostando a la popularidad de su dirigente nacional, el presidente Andrés Manuel. 

marcoov57@yahoo.com.mx

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