viernes 20 de septiembre de 2024
Edición 395
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Las lecturas de la elección del 2023 en el estado de México I:Marco A Oviedo

Las lecturas de la elección del 2023 en el estado de México I
(El espectro político-electoral nacional rumbo al 2024)
Marco A Oviedo

Desde hace por lo menos cuatro décadas al estado de México se le comenzó a denominar el laboratorio político con miras a la elección presidencial en turno. Las razones fueron varias para que se le asignara esta denominación, entre ellas, el desmesurado crecimiento poblacional en lo que hoy se conoce como la zona conurbada con el entonces Distrito Federal y que políticamente se tradujo en mayor número de votantes; el desarrollo de la industria asentada en esta región lo que lo convirtió en la segunda entidad que más aporta al PIB nacional; los niveles de sofisticación que se alcanzaron en términos de control político del PRI y del uso de su estructura territorial para asegurar el voto ciudadano, lo que permitió ensayar nuevas formas para enfrentar a la creciente oposición; la incorporación de políticos mexiquenses al ámbito político-administrativo de la federación y su consecuente influencia con el presidente en turno, entre otras.

En la actualidad, con un gobierno que abandera la pretensión de transformar al país, las cosas siguen teniendo la misma dimensión, incluso, en el afán de encontrar las condiciones para perpetuarse en el poder, el presidente Andrés Manuel reafirma la gran importancia del estado de México y su contribución en la elección presidencial del 2024. Obviamente hay otros estados que, junto con el territorio mexiquense, son claves para definir al triunfador. Estas entidades son la Ciudad de México, Puebla, Veracruz, Jalisco y Guanajuato, cuyo peso en su conjunto representa el 50 por ciento del padrón electoral del país.

Con este peso electoral, los seis estados enunciados son de vital importancia para los comicios del 2024, y la lucha comienza en el estado de México. Si el PRI, en alianza con el PAN y el PRD derrotan a la alianza de Morena en el proceso electoral del próximo año, el escenario se le pondrá muy difícil al presidente Andrés Manuel, ya que, en los otros cinco estados señalados, se tendrán elecciones precisamente en 2024, y seguramente en estas entidades, habrá de prevalecer la alianza opositora al actual gobierno. Hay que recordar que en las pasadas elecciones federales de 2021, esta misma alianza frenó de manera efectiva la pretensión del presidente de lograr una mayoría calificada para aprobar los cambios constitucionales que buscaba realizar.

Y el panorama se complica más porque en los estados que habrá elecciones en 2024, la Ciudad de México, Veracruz y Puebla son gobernados por Morena y en el ranking de este mes de mayo, los niveles de aceptación no son halagadores para Claudia Sheinbaum, Cuitláhuac García y Miguel Barbosa. Se puede argumentar que este nivel de aceptación resulta subjetivo al momento de una elección, pero en el caso específico de la Ciudad de México, en el pasado proceso electoral del 2021, Morena perdió la mitad de su territorio ante la alianza opositora, y esos son datos fríos y objetivos.

En este mismo contexto, el próximo 5 de junio, se llevarán a cabo elecciones en seis entidades; de las cuales Morena tiene grandes posibilidades de triunfar en Oaxaca, Hidalgo, Tamaulipas y Quintana Roo, lo que significaría que para el próximo año, el partido del presidente Andrés Manuel y sus aliados, estarían gobernando 22 estados; el PAN sería gobierno en cinco estados; el PRI gobernaría tres estados y el MC tendría gobernadores en dos estados.

Con este escenario nacional el presidente busca capitalizar el espectro político-electoral y de poder que ostenta su partido, no sólo para conservar la presidencia de la República sino para borrar del mapa a sus opositores (PAN, PRI, PRD, MC) con la finalidad de establecer un maximato de varios sexenios. Se dice que el presidente está decidido a pasar a la historia como el gran reformador de este siglo y como el nuevo Simón Bolivar mexicano. Para ello, su estrategia estaba encaminada a ganar el congreso federal en 2021 y cambiar la constitución de acuerdo con sus planes, pero no pudo. Quiere una reforma electoral para hacerse del control de las elecciones, menguar económicamente a los partidos de oposición y restarles representación en una nueva reconfiguración distrital diseñada a su antojo, pero al parecer no podrá.

Actualmente, AMLO y su movimiento se están apoderando de los gobiernos de los estados porque representan recursos económicos para cooptar políticamente a la sociedad, reforzando esta intención con los programas federales de asistencia. En estos estados donde Morena es gobierno, los recursos para allegarse de simpatías y militancia, son ilimitados; y por la dinámica con la que están actuando, son la encarnación de ese PRI que tanto dice odiar el presidente.

Asimismo, ha logrado estigmatizar a sus principales opositores (PAN, PRI, PRD) hasta presentarlos como corruptos y “traidores a la patria” pero lo cierto es que los resultados electorales de 2021 le han planteado un camino más azaroso de lo que él mismo tenía previsto y lo ubicaron en una realidad que no ha podido o no ha querido aceptar.

Se argumenta que el poder desgasta pero el poder mal empleado desgasta más. El presidente Andrés Manuel inició 2019 con 81 por ciento de aprobación y a mayo de 2022, cuenta con un índice de aprobación de 62 por ciento, es decir ha tenido un decremento de 19 puntos porcentuales en tres años; sin embargo, aun cuando sus niveles de aceptación son significativos, la tendencia es a la baja, y esta reducción en su popularidad seguramente va a afectar en la elección presidencial.

Otro dato importante que hay que analizar es que si bien es cierto que en este año Morena y sus aliados serán gobierno en 22 estados del país, también es cierto que en la mayoría de estas entidades existe una fuerte presencia del bloque opositor que se ha traducido en mantener una línea contestataria ante la acción gubernamental, continuar promoviendo el voto contrario a Morena y seguir fortaleciéndose como partidos en el ámbito local. Aquí la pregunta es si con estos 22 estados en su poder, Morena logrará para 2024 la votación histórica que AMLO obtuvo en 2018, tomando en cuenta que no aparecerá en la boleta electoral y que acatará la ley y no intervendrá en el proceso de elección.

El referente más próximo a esta pregunta es, la reciente consulta de revocación de mandato en la cual el presidente alcanzó 17 millones de votos. Consulta en la que se volcó todo el aparato gubernamental y que, por los resultados obtenidos, se le calificó como un fracaso monumental por los más de mil 500 de millones de pesos empleados.

La síntesis de todo lo expuesto es, hasta qué punto el espectro político-electoral y de poder que hoy tiene nuestra nación, le será suficiente al presidente Andrés Manuel para perpetuar su movimiento en el tiempo. La respuesta a esta interrogante se comenzará a estructurar a partir de los resultados de la elección de 2023 en el estado de México, por eso nuestra entidad continúa siendo el laboratorio político nacional.

marcoov57@yahoo.com.mx