De la redacción
CDMX.- Tras un desembolso de $68.7 mil millones calificado de histórico, la saga de 20 meses de tira y afloja con reguladores, la gigante de la tecnología ha puesto el broche final a su adquisición de Activision Blizzard.
Un combo digno de un juego de lucha: Xbox y Call of Duty, bajo un mismo techo.
Esta adquisición representa la compra más grande de Microsoft, superando sus previas compras récord como LinkedIn ($26 mil millones) y Bethesda ($7.5 mil millones).
Además, catapulta a Microsoft al podio como la tercera compañía de videojuegos más grande en términos de ingresos, justo detrás de Tencent y Sony.
Prepara esos pulgares porque Microsoft podría aprovechar este nuevo poderío para potenciar su Xbox Game Pass y redefinir las estrategias de monetización y contenido en la industria.
También está el detalle de los empleados de Activision. Con más de 8,500 empleados sumándose a sus filas, Microsoft no solo amplía su imperio gaming, también promete un enfoque renovado en el bienestar y autonomía de los trabajadores, algo por lo que Activision había sido criticado en el pasado.
Esta adquisición no es solo una transacción; es una declaración de intenciones. Microsoft se prepara para liderar la próxima generación de experiencias gamer.