sábado 14 de diciembre de 2024
Edición 406
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Los Arcos de Querétaro

Los Arcos de Querétaro se erigen como el más importante monumento histórico de la ciudad de Querétaro que desde el sigloXVIII constituyte un referente para la distribución de agua potable. Es una monumental edificación, con un estilo barroco hecho de cantera rosa y mampostería que consta de 74 arcos que alcanzan una altura de 28.5metros y una longitud de 1280mts. Siendo el principal símbolo de la ciudad de Querétaro y uno de los más grandes de México.

Su construcción inicia en el año de 1726 y se termina 9 años después. Esta gran obra de ingeniería hidráulica fué llevada a cabo por Don Juan Antonio de Urrutia y Arana, Marqués de la Villa del Villar del Aguila, benefactor de la ciudad. Desde la segunda mitad del siglo XVII, cuando fué nombrada «Tercera Ciudad» la ciudad de Querétaro se había convertido en una de las poblaciones más prósperas y hermosas de La Nueva España, alcanzando en el siglo XVIII su mayor prosperidad y desarrollo urbano. Sin embargo la ciudad carecía de un eficaz y saludable servicio de agua potable, pues los viejos canales que surtían a la ciudad conducían aguas contaminadas por los obrajes.

La construcción del Acueducto encierra encierra parte de historia y parte de leyenda, la cuál está relacionada con la fundación del Convento de Capuchinas de San José de Gracia en 1721 hecho por el cuál se vió obligado a llegar a Querétaro Don Juan Antonio de Urrutia. Se dice que los Arcos fué una construcción guiada por el amor, pues cuenta la leyenda que cuando Don Juan vió por primera vez a Sor Marcela el amor entre ambos surgió de inmediato, pero debido a la situación tan difícil y delicada, primero porque Sor Marcela era monja y sobrina de la esposa de Don Juan, nunca hubierán podido hacer realidad su amor, por lo que llegarón a un «convenio de amor». Ella le ofreció su amor basado en el entendimiento mutuo, pero sobre todo lleno de pureza si a cambio «solamente» que construyera el ahora majestuoso Acueducto para poder conducir agua al convento de las Capuchinas y beneficiar a los pobladores de la ciudad de Querétaro pues en ese entonces, la gente sufría la grave contaminación de los ríos, y se empezó a enfermar y a morir. Don Juan Antonio Urrutia quién gozaba de gran riqueza, decidió construir el Acueducto para traer agua a la ciudad como muestra del amor que sentía hacia Sor Marcela, y de ésta manera mitigar las enfermedades y muertes de los queretanos. El marqués buscó al rededor de la ciudad la fuente que habría de surtir el preciado líquido y encontró el más adecuado por su altura en relación con la ciudad, era el llamado «Ojo de Agua del Capulín», en el pueblo de San Pedro de la Cañada a casi 10km de la ciudad. Manos chichimecas y otomíes se dedicarón a construir la famosa obra. Una vez concluida en 1735 se celebró tan importante acontecimiento con una misa de acción de gracias, además de una gran fiesta popular que duró más de 15 días.