Por Rubén Martín
Antes que nada felicito a mi amigo Arturo Baena haber tomado las riendas de El Pregón de México, medio del cual dada su amplia experiencia, sacará a flote y lo pondrá entre los primeros lugares en publicaciones, asimismo agradezco su invitación para formar parte de su equipo de colaboradores a través de este espacio destinado a comentar el acontecer político y social del país.
En tanto l crimen organizado parece acaparar cada vez más espacios y tener a la población bajo su dominio ante la tibieza gubernamental, el Presidente de la República está más preocupado por cuidar su imagen que por poner un alto a la ola de crímenes que se vienen cometiendo diariamente.
Esas noticias que el Primer Mandatario desdeña, son las que muestran la realidad de lo que acontece en la nación que dice gobernar pero que por lo visto, desde la silla presidencial no hace otra cosa más que imponer ocurrencias, caprichos y necedades que han puesto al país en jaque.
Basta con ver que además de sus constantes ataques a los medios de comunicación que no hacen otra cosa más que poner en riesgo a quienes ejercemos el periodismo, Andrés Manuel López Obrador ahora insiste en tratar de combatir a una clase media con legítimas aspiraciones de superarse, pero pareciera que lo que el Ejecutivo busca es un pueblo en la miseria para mangonearlo y sobajarlo a su antojo.
Tibio por no decir temeroso en sus decisiones, basta ver cómo en su momento López Obrador decidió no poner orden en el estado de Sinaloa, concretamente en la capital, Culiacán, allá en año 2019 y dejó que la mafia se apoderara de la situación y peor aún, días más tarde va a saludar hasta su camioneta a la mamá de Joaquín Guzmán Loera “El Chapo”.
En la actualidad, las bandas del crimen han hecho de las suyas, asesinando a civiles sin ton ni son, en municipios de Tamaulipas, Michoacán y Zacatecas, por citar algunos y el señor Presidente sólo condena, pero no actúa y sí en cambio, promete que en sus conferencias abrirá un espacio para desde su trono desmentir lo que él considera son ataques.
No entendemos aún cuál es la intención del don Andrés Manuel para que, después de haberle retirado a su patiño Hugo López-Gatell su espacio en donde nació el rockstar que ahora todos conocemos, sea la encargada de seguridad, Rosa Isela Rodríguez, la que tenga que dar el parte de salud en vez de estar velando por la seguridad de los mexicanos y la cual está incontrolable.
Más aún, desde su pedestal, ahora condena y persigue a quienes él cree afectan o dañan a su cuarta transformación que en realidad no ha sido otra cosa más que un cambio para volver atrás, a los tiempos de echeverriato o del lopezportillismo, en donde se decir parte en broma, parte en serie, que cuando el Presidente en turno preguntaba a sus lacayos la hora, éstos le contestaban: “la que usted ordene señor Presidente”.
Qué lástima que la figura de aquel luchador social que según él velaba por los intereses del pueblo, haya quedado en el pasado y ahora, cuando tiene en sus manos los destinos de más de 120 millones de mexicanos, se aproveche de ellos sólo para mantenerse a flote, pero eso sí, que nadie lo contradiga porque aparece el verdadero AMLO.
Esa es la 4T.