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ASÍ OPINA ANSELMO ZARAGOZA LA REVOCACIÓN DE MANDATO NECESIDAD O CAPRICHO

Fernanda Padrón
La evolución en la política debe estar cimentada en la necesidad de cambios orientados hacia formas de organización cada vez más libres y democráticas. Es por ello, que surge la necesidad (dentro de cualquier sistema político de gobierno) de adoptar e innovar en la creación y adopción de nuevos mecanismos de carácter democrático directo que den mayor confianza a los ciudadanos. Por lo tanto, el reconocimiento y adopción de estos mecanismos, incorpora per se dentro de toda sociedad, elementos de deliberación, de presentación de propuestas, de votación positiva o negativa respecto de algún proyecto en un régimen de gobierno indirecto ejercido por medio de representantes y a través de los distintos órganos y poderes del Estado, solo por citar algunos ejemplos.
Dentro de estos nuevos mecanismos o figuras de democracia directa, encontramos a la Revocación de mandato, misma debe entenderse como un mecanismo de control sobre el ejercicio del poder, con la última finalidad de que los ciudadanos o el colectivo social, pueda fiscalizar de manera directa a quienes detentan el poder eliminando por completo la irresponsabilidad del ejercicio del encargo ante la ciudadanía, estableciendo por el contrario un nexo de responsabilidad entre funcionarios y electorado.
Es por ello, que la Revocación de Mandato, constituye un mecanismo positivo para cualquier régimen de gobierno, debido a que se emplea como reacción de una parte (ciudadanía o electorado) frente a una acción previa realizada por otra (el mandatario, funcionario o representante). Con el cual, la acción u omisión del gobernante puede ser valorada y juzgada por la población de modo positivo o tan negativo que puede terminar derivando en una búsqueda o expresa manifestación para exigir la finalización anticipada del período para el cual fue electo. Es, por tanto, un instrumento de defensa de los ciudadanos frente a gobernantes incapaces o perjudiciales para el adecuado desarrollo de un país y que como consecuencia de ello devenidos como impopulares.
Por todo lo anterior, es incomprensible que, en la actualidad, haya quien se oponga al reconocimiento e incorporación de dicha figura, que expresan o la interpretan como una herramienta de convalidación al mal ejercicio de un mandato de tintes populistas, cuando puede representar la oportunidad natural y adelantada de terminar con un mal gobierno. Efectivamente puede ser la gran llave para esos opositores (que no tienen la capacidad de imponerse ante un electorado como opción real de gobierno y solamente le apuestan al fracaso del gobierno en turno), para surgir como la alternativa política para mejorar las condiciones de vida de la ciudadanía.
Como conclusión, es menester enfatizar la experiencia nacional de los gobierno pasado, mismos que han provocado un cumulo de incertidumbre y que el actual no dista de lo mismo, se presenta como una necesidad y no capricho, la adopción de la revocación de mandato, más allá de tomarlo como una buena ocurrencia, pues es el momento de incorporar dicho instrumento de democracia directa a nuestro sistema político nacional, en dónde su reglamentación para su implementación debería ser al punto o centro de discusión más nunca su reconocimiento. Efectivamente más allá de que el PAN el PRI y demás partidos políticos y grupos de la sociedad civil se opongan, deberían celebrar la disposición e iniciativa para su incorporación, concentrándose en las reglas para su desarrollo, como: los requisitos para que pueda llevarse a cabo, la autoridad quién deberá organizarla, la temporalidad, quién o quienes podrán solicitarla entre muchos otros, pero aunado a lo anterior, también sería importante y necesario, concatenarla con otro mecanismo de participación ciudadana que pudiera vincular su legitimidad, así como también su ejercicio.

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