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Con mucho cariño para mis queridas y queridos maestros

Aguas Internacionales

Pepe Cureño

Hola, no sé si me recuerdes pero yo a ti si querido maestro, a la mejor ya me olvidaste porque en tu largo peregrinar por el noble e ingrato camino de las pizarras y los gises blancos has conocido a muchas niñas y niños que al igual que yo no te hemos olvidado, porque nuestra añoranza y gratitud llevan tu nombre, no solo porque llenaste de conocimiento nuestra mente, sino de valores y principios éticos nuestro corazón; Porque siempre antepusiste tu cansancio y problemas por el bienestar de tus pupilos.

En estos momentos no sé dónde te encuentras, ni en qué condiciones estás, sin embargo, siempre oraré para que desde tu aula no te falte fuerza ni salud para seguir en pie enseñando, porque quiero imaginar que el día que ya no estés, morirás como mueren los honorables y valientes: educando. Ignoro si fui el mejor de tus estudiantes, pero, si soy uno de los más devotos de tu trabajo docente, hoy sigo tu ejemplo y tus pasos, aunque temeroso de ello por saber que la zancada que dejas es muy grande confío en que algún día alcanzaré tu paso.

El dicho invita a que el alumno supere al maestro, no siempre es así, empero uno siempre hace el intento, tal vez algún día me cansé de emular su trayectoria y legado, porque desconozco si la vitalidad me alcancepara llegar a la meta, aunque en ese recorrido espero que mis pupilos no se cansen de soportarme, ya que irrestrictamente me rehúso a ser el profesor consentidor o barco, porque eso me enseño Usted al igual que otros colegas, que la excelencia es la suma del esfuerzo y perseverancia cotidiana.

Hoy tristemente las aulas están vacías, no se oye ruido por los pasillos de la escuela ni el escándalo habitual que genera la campana y el patio de recreo, no obstante ello, no dejas de enseñar, ahora la posmodernidad y sobretodo el pinche COVID-19 te obliga a que tomes el arma del computador, tableta o celular para seguir enseñando a la distancia, sacrificando horas de sueño y recreación para que el conocimiento siga fluyendo, lamentablemente no es lo único que sacrificas, puesto que Usted y yo sabemos que el salario que percibe es algo simbólico con base en lo mucho que trabaja por todos nosotros.

Usted confió en mí tal vez sin merecerlo, pensando que todas esas veces que me repetía la lección no iban a ser en vano y así lo será, es una promesa que no pienso incumplir. ¡Muchas gracias querido maestro! Espero que ahora que el mundo vuelva a “la normalidad” no sea tan normal el abuso al magisterio ni tan ingrata esta profesión que elegimos por vocación y convicción, como dijera Cicerón: “El cultivo de la mente es tan necesario como la comida para el cuerpo«, aquí seguiremos “en la nueva normalidad” sin sustento y con mucha satisfacción alimentando la mente de muchas generaciones más.

¡Nos leemos pronto!

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