El obradorismo es un movimiento ideológico centrista, que nace en el año de 2006 con el juicio de desafuero foxista y el fraude electoral operado por el PAN, construido por AMLO con base en movimientos sociales diversos pero opuestos a la política neoliberal de crecimiento económico a costa del bienestar de la sociedad; el obradorismo es desde entonces un aglutinador hegemónico popular que limita a las izquierdas y derechas anti sistema y coloca en la agenda pública los derechos sociales para reconstruir el Estado democrático de bienestar.
Uno.
La eficacia electoral del obradorismo radica en la amplitud de las alianzas, el activismo político permanente en la calle, la política social de transferencias directas por concepto de ayudas y la política salarial que fortalece el consumo y la demanda del mercado interno pero también en un paradigma comunicacional que polariza electoralmente con las élites neoliberales para aglutinar a los pobres a través de una identidad política: ser el pueblo soberano.
Dos.
Los pobres son la base social del obradorismo más allá de AMLO. Un estudio del Banco Mundial, reconoce que las políticas sociales del periodo neoliberal colocaron en las reglas de operación presupuestal un componente de participación comunitaria pero que no fue del todo respetado precisamente porque la población objetivo, los pobres, no son tomados en cuenta y son sujetos de maltrato institucional; de ahí el desempoderamiento, el aislamiento, la violencia sistemática y el déficit democrático en las regiones olvidadas del país.
Tres.
Devolver el poder soberano a los pobres es el eje del obradorismo. Hacer pueblo a través de los derechos sociales y generar un cambio de mentalidad en los pobres para activarlos en cada hogar, ciudad y territorio y constituir así un nuevo sujeto histórico que es partido político pero sin dejar de ser un movimiento social amplio es lo que caracteriza a Morena, su bajo grado de institucionalidad y la falta de formas políticas, códigos y valores organizacionales son solventados por una intensa participación popular, es decir, por el voto obradorista.
Cuatro.
El obradorismo comparte con el cardenismo histórico sus convicciones nacionalistas y revolucionarias, la no reeleción y la justicia social. El reto del movimiento popular será continuar con el cambio de régimen y la consolidación del Estado de bienestar sin la dirección formal de AMLO, ir hacia una consolidación institucional con un balance entre los principios y la eficacia, entre la esperanza y los hechos, es decir, un nuevo sistema político mexicano para el Siglo XXI que pasa obligadamente por un nuevo balance entre los poderes estatales.
De eso tratan estos días de reformas constitucionales.
Oscar Juárez, politólogo.
