Especialistas y estudiantes del Centro Universitario Zumpango de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx) están llevando a cabo un proyecto de investigación para evaluar el comportamiento y adaptación del maíz criollo pozolero del Estado de Michoacán en el noroeste del territorio mexiquense. Este estudio, registrado ante la Dirección de Investigación de la Secretaría de Investigación y Estudios Avanzados de la institución, tiene como objetivo ofrecer una alternativa viable a los productores locales.
José Luis Gutiérrez Liñán, coordinador de la carrera de Ingeniero Agrónomo en Producción y Profesor de Tiempo Completo del campus, explicó que este proyecto ha mostrado resultados prometedores después de un año de trabajo. «Hemos obtenido una muy buena adaptación. En comparación con los maíces pozoleros del Estado de México, hemos logrado una mazorca de buen tamaño y un rendimiento de 400 gramos por planta. Sembramos dos mil metros cuadrados y obtuvimos casi media tonelada», indicó Gutiérrez Liñán.
El maíz criollo pozolero cultivado en Zumpango ha alcanzado una altura promedio de 1.86 metros, con mazorcas de buen tamaño que tienen 12 carreras y un promedio de 28 centímetros de longitud. «En el Centro Universitario Zumpango buscamos alternativas tecnológicas y cultivos que se adapten a la región. Consideramos un maíz criollo porque estos tienen un gran reservorio genético y permiten obtener material genético para nuevas variedades, pudiendo conseguir en un futuro maíces criollos mejorados», añadió el coordinador.
El siguiente paso del proyecto es colaborar con las autoridades ejidales y los productores locales. «Nos acercaremos a las autoridades ejidales y buscaremos la oportunidad de trabajar con los productores. Queremos que nos presten un pedazo de terreno para sembrar y comparar este maíz con sus cultivos actuales. Les ofreceremos asesoría y acompañamiento en el proceso de producción del maíz criollo pozolero», afirmó Gutiérrez Liñán.
El objetivo es que el maíz propuesto sea aceptado por los productores de la región y establecer parcelas demostrativas para identificar sus ventajas. «Esperamos que en poco tiempo pueda generar una significativa remuneración económica», subrayó Gutiérrez Liñán.
Además, destacó la importancia de aprovechar al máximo el ciclo del maíz, utilizando las hojas para tamales, el proceso de nixtamalización y el rastrojo como alimento de calidad para el ganado.