Fernanda Padron
COACALCO DE BERRIOZÁBAL, 21 DE AGOSTO DE 2019.- Cada mañana, Adriana Mosqueda Hernández emprende el camino a la estación central de Bomberos de Coacalco con el lema “sí vas a hacer algo, hazlo bien”; ella sabe que su trabajo no permite errores, que arriesga siempre su vida y, lo principal, que su familia siempre espera su regreso.
Madre de cinco hijos de entre 8 y 17 años de edad, Adriana es una de las tres mujeres que forman parte del Heroico Cuerpo de Bomberos del municipio y recuerda que su camino en esta profesión inició cuando decidió seguir los pasos de su hermano.
“Ser bombera es una profesión muy bonita, pero muy riesgosa; yo le doy el mismo valor al trabajo que cada mujer realiza, desde un ama de casa hasta quien se desempeña en algo más riesgoso, pues cada una sabe lo que carga”, afirma.
Adriana asegura que la profesión, a pesar de ser un riesgo permanente, le ha dejado más satisfacciones que reproches, como el de su papá cuando se enteró de su decisión y se opuso a su ingreso a la corporación donde el sexo masculino predomina.
Refirió que cuando tomó la decisión de ser vulcana, atravesaba por una de las situaciones más complicadas que recuerda: un divorcio, y tenía sentimientos encontrados sobre lo que seguía en su vida.
Pero incluso su decisión apagó con ese fuego y una vez en las filas del Cuerpo de Bomberos, conoció a su actual pareja, con quien hoy comparte su vida y formó una familia de siete integrantes.
Sin embargo, en sus tres años en la corporación no todo ha sido alegría, ya que al año de servicio enfrentó una emergencia en la que peligró su vida: al acudir a sofocar un incendio de pasto en Rancho La Palma, un cambio de viento hizo que las llamas la rodearan por completo, momento en el que, detalla, vio pasar su vida en unos minutos.
Fue gracias al oportuno apoyo de otros compañeros que se evitó la tragedia y Adriana logró salir a salvo, pero esta situación hizo reconsiderar su estancia en las filas de bomberos.
Hoy, a dos años de distancia, Adriana Mosqueda Hernández está convencida que su vocación es servir a los demás, por ello diariamente y con mucho orgullo carga los casi 20 kilos que pesa su equipo de trabajo, convencida que no se equivocó de profesión.
“Estoy muy orgullosa de mi misma, pues cada situación que vives hace que saques lo mejor de ti.
“Mi mayor recompensa es cuando los niños, con esa voz grave, inocente, te ovacionan en algún lugar… para ellos somos héroes”, concluye la mamá, esposa y bombera coacalquense que este 22 de agosto celebrará su día.