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Volver al futuro

Aguas Internacionales

Pepe Cureño

 

Una de mis películas (saga) favoritas durante mi infancia fue la icónica trilogía de Volver al Futuro del director Robert Zemeckis, además de los grandes efectos especiales para su época y de pintar magistral y jocosamente de la mano Michael J. Fox lo paradójico de los viajes en el tiempo, cimbró en mi ser una interrogante que regularmente me ataca en mis peores noches de insomnio que es ¿qué harías si pudieras volver al pasado para cambiar el futuro?

Una interrogante muy ambiciosa para cualquier mente, es decir, si pudiera estar en nuestras manos la capacidad de regresar el tiempo y modificar nuestro pretérito o el de la humanidad ¿qué es lo que haríamos? Realmente no tengo la respuesta; Puesto que, no sucumbir a las múltiples tentaciones que eso representa pudiera ser digno de solo un santo, no obstante ello, hay algo en lo que tenemos ampliamente la facultad, que es en la de incidir en nuestro presente para cambiar el futuro.

Tal vez la moraleja del filme radica en ese contexto, cuando a finales del siglo pasado nos presentaban la ventana de lo que pudiera ser nuestro futuro en el siglo XXI si es que actuábamos con plena conciencia de nuestros actos para transitar hacia un mundo mejor, en otras palabras, el autor nos quería convencer de lo difícil y caótico que podrían ser los viajes en el tiempo, por eso la única forma de cambiar nuestro destino es trabajando el presente. 

Hoy los planes de la agenda 20-30 de la ONU deben ser metas globales que encausen nuestra conducta para evitar el eminente holocausto al que nos estamos dirigiendo, no podemos ni debemos de reparar en emprender acciones que sean por el incremento de una esperanza colectiva que ya se había perdido. No todo es desolador, no es falso optimismo mi sentir sino una llamada a la acción, hoy la juventud esta estática y enejada en una realidad virtual, sin embargo, el tiempo no se detiene y nuestra caducidad es finita.

Hay mucho por hacer, tenemos una década y los segundos y minutos corren sin cesar, no podemos tomar el Delorean y regresar una décadas o siglos atrás para revertir el daño hecho, así que la siguiente vez que te molestes porque no te regalan una bolsa de plástico en el supermercado recuerda que en un futuro no muy lejano a la mejor ya no habrá comida que ir a comprar, además que será una bonita forma de presumir mi bolsita ecológica del PRI en el market. 

En mi recomendación semanal invitó a que sigan el trabajo de mi amigo Christian Hernández Sánchez, que preside actualmente la asociación civil denominada Colibrí: Sueños, Alegrías, Lucha y Trabajo A.C., una organización del llamado tercer sector que está dando mucho de que hablar, no solo por miles de beneficiados y causas sociales que esta abanderando a nivel nacional, sino por la frescura de sus actos sociales que van desde la donación de sillas de ruedas a personas en condición de discapacidad motora, enfermedad o vejez, o llevar a cientos de niños al cine gratis, obsequiar juguetes en comunidades marginadas o realizar campañas en pro de los derechos humanos por citar algunas de sus múltiples actividades. Síganlo en sus redes sociales, lo encuentran en la página oficial de Facebook del mismo nombre. ¡Nos leemos pronto!

 

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