En el mundo del narcotráfico, muchas historias parecen sacadas de una novela de ficción. Algunas son reales, otras simples leyendas creadas en la imaginación de ciertos cronistas. Sin embargo, la reciente fuga de Iván Archivaldo Guzmán Salazar, líder de «Los Chapitos», es un caso que ha llamado la atención por su inverosimilitud.
Según fuentes consultadas, el hijo de Joaquín «El Chapo» Guzmán habría escapado disfrazado de basquetbolista durante un operativo militar en Jesús María, Sinaloa. Se dice que, vestido con ropa deportiva y botando un balón, logró evadir el cerco de las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional mientras estas enfocaban su atención en la captura de su piloto de confianza, Mauro Alejandro «N», alias «El Jando».
La operación militar tenía como objetivo principal a «El Jando», señalado por la FGR como pieza clave en la logística del cártel. Extraoficialmente, se le vincula con un intento de entrega del líder histórico del Cártel de Sinaloa, Ismael «El Mayo» Zambada, a las autoridades estadounidenses, aunque no hay pruebas sobre cómo habría regresado a México sin ser arrestado.
El escondite de Guzmán Salazar era el mismo donde su medio hermano, Ovidio Guzmán López, fue capturado el 5 de enero de 2023 en el llamado «Culiacanazo 2.0». Este dato genera preguntas: ¿por qué la propiedad no fue asegurada por las autoridades tras la detención de Ovidio? ¿Quién permitió que siguiera operando como refugio del cártel?
Existen versiones que sugieren que Guzmán Salazar huyó a Jesús María por su propia cuenta, sin escolta y con bajo perfil. Sin embargo, cuando «El Jando» y otro detenido revelaron su paradero, las autoridades organizaron un nuevo operativo. No obstante, el tiempo que tardaron en reaccionar le dio ventaja al líder de «Los Menores», quien improvisó su escape en medio de la confusión.
Dentro de la casa que dejó atrás, los agentes encontraron evidencias de su estancia: ropa de diseñador, perfumes exclusivos y relojes de alta gama. No obstante, hasta el momento, las autoridades mexicanas no han confirmado su presencia en el sitio, ni mucho menos su insólita fuga disfrazado de deportista.
¿Ficción o realidad? La historia está sobre la mesa, y usted tiene la última palabra.
