El análisis de estas especies podría impulsar su aprovechamiento sostenible y aplicaciones en salud y cosmetología
Toluca, Estado de México, 9 de febrero de 2025. Los hongos silvestres comestibles no solo son un ingrediente tradicional en la cocina mexicana, sino que también desempeñan un papel clave en los ecosistemas y podrían tener aplicaciones medicinales y cosméticas. Así lo señala Cristina Burrola Aguilar, investigadora de la Facultad de Ciencias de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx) e integrante del Centro de Investigación en Recursos Bióticos (CIRB), quien encabeza un estudio sobre estas especies en las altas montañas del Estado de México.
La académica explicó que su investigación busca identificar la diversidad de hongos en la región, conocer sus condiciones ecológicas y evaluar su potencial de aprovechamiento. Como parte del proyecto, se han analizado muestras en laboratorio y se han recopilado datos a través de entrevistas con recolectores, comerciantes y comunidades rurales.
«En el laboratorio podemos conocer la gran diversidad de hongos que existen en la región y, con ello, formular estrategias de aprovechamiento. Los hongos son mucho más que un alimento; desempeñan un papel fundamental en los ecosistemas, contribuyen a la salud de los bosques y proporcionan sustento a muchas comunidades», destacó Burrola Aguilar.
Hallazgos científicos y nuevas especies
Entre los resultados del estudio, se ha identificado alrededor de 270 especies de hongos comestibles silvestres, de las cuales tres son nuevas para la ciencia y otras cinco han sido propuestas como especies inéditas a nivel mundial.
Además, el análisis de extractos de algunos hongos silvestres reveló que contienen propiedades medicinales, lo que abre la posibilidad de utilizarlos en el desarrollo de nuevos antibióticos y antioxidantes con aplicaciones en cosmetología.
Importancia ecológica y conservación
El bosque de pino y oyamel del Estado de México es el hogar de una gran diversidad de hongos comestibles, entre ellos los gachupines blancos y negros y las trompas de cochino, ingredientes fundamentales en la gastronomía local. Sin embargo, la investigadora advirtió sobre los riesgos de la sobreexplotación de estos recursos.
«Si los extraemos sin control, podemos alterar gravemente los ecosistemas y reducir la producción tanto de hongos como de plantas. Es clave promover el conocimiento sobre estos recursos entre las comunidades rurales, que han sido sus principales consumidoras y guardianas», explicó.
Guía de hongos silvestres y vocación científica
Actualmente, Burrola Aguilar trabaja en la elaboración de una guía de hongos silvestres comestibles del Estado de México, que combinará el conocimiento tradicional con información científica y estará disponible para el público en general.
Asimismo, la académica hizo un llamado a las nuevas generaciones, especialmente a las mujeres, a involucrarse en la ciencia y en el estudio de la micología. «La ciencia es un espacio para todos y todas. He tenido el privilegio de ver a estudiantes describir nuevas especies, y eso demuestra que con constancia y pasión se pueden lograr grandes cosas», concluyó.
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